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jueves, 3 de diciembre de 2009

La envidia




POR CARMEN METZ*


11-21-09
La envidia es un estado interno, limitador, generador de frustración y sufrimiento, que experimentan algunas personas ante el éxito o el bienestar de otros.
Suele definirse como la tristeza por el bien ajeno; un sentimiento negativo que se produce al percibir en otro algo que se desea, dificultando el crecimiento de quien la padece.
La envidia destruye el corazón, le quita y roba la paz a la persona, la cual se deja atrapar por el rencor consigo mismo por no lograr lo que tiene el otro.
Es un sentimiento tan universal, pernicioso, y común, que la persona envidiosa no suele reconocerla, y se resiste a aceptarla.
Es el veneno mas mortal que un ser humano puede usar para matar el alma de otro.
Tradicionalmente, ha sido considerada como uno de los siete pecados capitales.
Dice Salomón que: “La envidia es carcoma de los huesos”. (Proverbios 14;30)
El envidioso no disfruta de la vida, por estar pendiente de su prójimo. Se pasa todo el tiempo expulsando veneno de sus labios, criticando y desprestigiando a todo aquel que sobresale y se destaca.
Según Miguel de Unamuno (ensayista y poeta Español), “La envidia es mil veces mas terrible que el hambre, porque es hambre espiritual”.
En el lenguaje del envidioso, siempre está presente el subestimar al otro, y es capaz de destruir a otros, no importando su condición, estatus social e incluso a su propia familia.
Por lo general, la envidia casi siempre se produce hacia personas muy cercanas, provocando reacciones tan negativas que hacen que muchas veces la persona se aísle de los demás. Esta puede distraer nuestras perspectivas, responsabilidades, y energías en la vida.
La envidia se produce como consecuencia de dos factores que llevan al individuo a desear lo que no tiene y a compararse con los demás. En otras palabras, la codicia que hay en algunos seres humanos de tener los bienes del otro.
Una ambición desmedida.
Se pone de manifiesto, por ejemplo, cuando alguien progresa, tiene éxito en su vida personal, política, deportiva, profesional o laboral (compra un buen carro, yate, tiene buena salud,tiene gran inteligencia, posee una pareja extraordinaria,tiene belleza física o espiritual, nivel económico, prestigio social, etc.)
El envidioso sufre cuando ve que el otro tiene.
Siempre le busca defectos a los bienes, bendiciones del otro, de sus amigos, compañeros de clases, trabajo y familiares.
Nada paraliza y atrasa mas que envidiar a otros.
La envidia está ligada a la autoestima y a la seguridad que tenemos en nosotros mismos. Por lo que el envidioso tiene desconocimiento total de sus recursos, habilidades, dones y talentos. En muchos casos, éste (a), actúa de manera hipócrita, desleal, es hipercrítico y destructivo(a), en sus relaciones interpersonales.
“ La envidia es una declaración de inferioridad”. (Napoleón Bonaparte).
Desafortunadamente, ésta se convierte en patológica cuando interfiere directamente en la vida de la persona, bajándole el autoestima, y le incapacita para llevar una vida saludable.
La envidia se puede evitar estando conforme con lo que tenemos, con lo que nuestro Padre Celestial (el Dios que profeses), nos ha dado. Sea mucho o poco.
Para superarla es importante tener nuestra propia identidad, ser uno mismo.
Reconocer que no necesitamos compararnos con los demás. Además, apreciar el valor de nuestras vidas y nuestras cosas. Mostrarnos agradecidos, alegres, bendecidos y satisfechos con lo que tenemos.
No vivir pendiente de lo que carecemos. Reconocer y ver en los demás lo positivo que tienen. Pensar que no perdemos nada cuando a otros le va bien. Por el contrario, alegrarnos, disfrutar y compartir el éxito del otro. Sentirnos felices por la buena suerte de los demás.
“Pocos hombres tienen la fuerza de carácter suficiente para alegrarse del éxito de un amigo sin sentir cierta envidia”.
(Esquilo)
Así que si en algún instante de tu vida has padecido este sentimiento tan negativo, recházalo. Pide a Dios que te ayude a vencer este mal. (extraida de almomento.net)

1 comentario:

Nora dijo...

Querido Mario, mucho tiempo sin venir por aquí.
Un gusto hacerlo!
Me permites comentar esta entrada desde lo que para mí significa la envidia?
Cada emoción es información para el aprendizaje y, en este sentido, la envidia señala falta de introspección.
Un fuerte abrazo!!
Nora